Soy Sebastián Gamboa, el que está detrás de estos monos. Diseñador industrial de profesión, pero hace tiempo cambié las maquetas por pinceles, café, jazz y papel. No fue un plan maestro: fue más bien una consecuencia de seguir dibujando sin parar.
Trabajo desde Casa Tartari, mi casa-taller en Concón, un refugio donde conviven arte, papel, música, ruido creativo y algo de caos productivo.
El Pintamonos nació como una forma de reírme un poco del mundo —y de mí mismo—, y terminó siendo mi manera de conectar con otras personas a través del dibujo. Cada ilustración es un pequeño fragmento de conversación, un guiño, una pregunta o una respuesta sin palabras.